Yin Yoga - equilibrio, quietud y energía

Hace seis años que dí con el yin yoga por casualidad. Fue amor a primera vista. Estaba pasando por un período de estrés y desorden emocional. La quietud, el sostener las posturas durante un período más largo de lo que estaba acostumbrada de Ashtanga y por supuesto la profesora fueron clave. Desde entonces lo practico tanto como puedo, muchas veces en casa y a raíz de haber leído mucho sobre este estilo en los últimos tiempos.

Hace muchos años que digo que me gustaría formarme en este campo, pero sabiendo que el yin yoga esta muy conectado a la medicina china, para mi era elemental asentar mis conocimientos sobre el yoga tradicional antes.

Seis años después, por fin he comenzado una formación en yin yoga que estoy disfrutando muchísimo a nivel personal. El Yin yoga me aporta un contrapunto, un equilibrio a los otros estilos de yoga que practico, que son más dinámicos.

El equilibrio no es un acto estático. Yin y yang son conceptos relativos que describen dos facetas de la existencia. Ambos conceptos se complementan. Los antiguos chinos observaron que todo tiene atributos yin y yang. El aspecto yin se refiere al lado sombrío de una colina. El aspecto yang se refiere al lado soleado. No existe yin o yang absolutos, siempre es necesario un contexto. Así yin describe aquello que es relativamente más denso, más pesado, más bajo, más oculto, más flexible, más femenino, más misterioso y pasivo. Yang en cambio describe las condiciones opuestas: aquello que es menos denso, más claro, más alto, más objetivo o superficial, más masculino y dinámico.

En nuestro cuerpo podemos considerar tejidos yang a los músculos, la sangre y la piel, comparados con los tejidos yin que serían los ligamentos, los huesos y las articulaciones.

Los estilos de yoga yang como el ashtanga vinyasa o el hatha inciden sobre los músculos y utilizan movimientos rítmicos y repetitivos para estresar las fibras y las células musculares. Al ser elásticos y húmedos agradecen esta forma de ejercicio. En cambio, los tejidos yin, que son más secos y mucho menos elásticos, podrían dañarse si se estresan de la misma forma. Nuestros tejidos más plásticos agradecen y requieren presiones más suaves aplicadas durante periodos más largos de tiempo para responder al estímulo y fortalecerse.

El estrés tiene una connotación negativa en nuestra cultura, pero no tener nada de estrés es igual de perjudicial como tener mucho. Necesitamos estresar el cuerpo y necesitamos dejarlo descansar. El equilibrio entre lo yin y yang se traduce en salud.

El Yin Yoga es un estilo de yoga sencillo. Su práctica proporciona períodos amplios de quietud en los que podemos empezar a prestar atención a lo que de verdad está ocurriendo en ese momento.

En los antiguos textos como el Hatha Yoga Padipika, se menciona que el objetivo de la practica física de yoga era preparar al alumno para las prácticas de meditación más profundas.

Las cualidades de sthira y sukham (firme y cómodas) son muy yin, pues es mediante la quietud cuando la meditación puede surgir.

Existe al menos cuatro formas principales de estimular el flujo de energía en el cuerpo: la acupuntura, la acupresión, la consciencia simple y la respiración dirigida hacia un punto. En Yin yoga aplicamos presión a lo largo del recorrido de los meridianos para estimular el flujo de la energía. Así mismo añadimos la consciencia plena en nuestro estado físico y mental, además de la respiración consciente.

Si quieres saber más, te recomiendo el libro "Guia completa de yin yoga" de Bernie Clark. Muchas de las explicaciones que menciono aquí están sacadas de allí.